lunes, 17 de junio de 2013

Tercer trabajo. Filosofía.

''Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas sonadas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo.'' 


¿Hasta que límite puede llegar la imaginación humana? 

He escogido este pequeño fragmento del Quijote que trata sobre lo que muchos llaman ''locura'' a lo que tiene Don Quijote, por ejemplo, por ver gigantes donde hay molinos. Sin embargo, yo lo llamaría imaginación. Una gran capacidad de imaginación que crece y se hace más fuerte. Con la lectura no te vuelves loco sino que tu capacidad para imaginar aumenta porque ya no solo vives tu vida, también vives la vida de los personajes de los libros que lees, ya sea el personaje un pez, un humano o un árbol

Al leer este fragmento, me ha venido a la cabeza la pregunta que he formulado anteriormente: ¿Hasta que límite puede llegar la imaginación humana?


Muchas de las personas creen que la imaginación tiene un límite, por ejemplo como el dinero que te dan tus padres para salir un fin de semana. Otros creen que la imaginación un día tiene límite y se gasta, al día siguiente volvemos a tener y tenemos más, otros menos... así como la batería de un móvil, que hace falta cargar el móvil para que funcione cuando ya no le queda batería. Pues la imaginación no tiene nada que ver con eso. La imaginación es infinita, nunca se acaba. Aunque no nos demos cuenta siempre estamos imaginando, incluso cuando dormimos. Cuando alguien dice no tengo imaginación, eso es mentira, claro que tiene pero a lo mejor no ha encontrado el sitio o el momento perfecto para imaginar o no quiere imaginar. Un claro ejemplo de que no existe límite para ello es cuando en el Quijote todos llaman loco a este y el sigue insistiendo que el ve lo que ve y hace lo que hace porque lo siente realmente, y no admite opiniones de nadie porque él es el único que sabe evadirse de la realidad y mostrarlo a todo el mundo. También es cierto que no usamos el cien por cien de nuestro cerebro, por tanto, cuando nacemos usamos muy poco tanto por ciento y cuando vamos creciendo vamos usando poco a poco más de ese tanto por ciento, y así sucesivamente. Nunca vamos a poder llegar a usar todo, por lo que nuestra capacidad tanto de pensar como de imaginar no tiene límite alguno.



En conclusión, la imaginación humana es ilimitada, podemos crear e inventar todo tipo de cosas cuando nos apetezca. Y la lectura fomenta nuestra capacidad de imaginación, gracias a ella crece notablemente.

viernes, 17 de mayo de 2013

Segundo trabajo. Filosofía y literatura.

 Muchos cuando escuchen este sonido no les va a sugerir nada o simplemente les parezca un ruido molesto o desconocido. A mí sin embargo, me sugiere mucho más que eso, es un sonido tan familiar como el de un taxista al escuchar su coche, o una madre el llanto de su hijo recién nacido.
 Un avión al despegar, para mí no es solo un sonido, sino que son todas las experiencias y emociones que he vivido al estar en uno de ellos, y sobre todo cuando he bajado del avión y he llegado a un lugar nuevo, desconocido. Todo el mundo cuando viaja por primera vez esta nervioso y siente miedo, no sabe que hacer al ser una sensación que nunca había vivido anteriormente. Mi experiencia fue todo lo contrario. Subí al avión con mis padres y mi hermana, nos dirigiamos hacia Mallorca. Mi hermana estaba nerviosa, gritando, moviendose de un lado para otro, y mis padres intentando tranquilizarla. Estuvieron bastante tiempo hablando con ella hasta que finalmente se relajó. Yo que era cuatro años más pequeña que ella estaba tranquilamente comiendome una magdalena y leyendo un libro. Quedaban segundos para despegar, yo estaba emocionada, no sabía como me iba a sentir, quería probar esa experiencia. El avión empezó a moverse al igual que mi mente se descuadraba cuando el avión avanzaba. Cuando el avión ya no tocaba el suelo sentí una sensación de relajación y seguridad total. Fue la mejor sensación de mi vida. Durante todo el trayecto estuve reflexionando sobre por qué la gente sentía miedo al subir a un avión, no me lo explicaba. El camino se me hizo corto y de que me di cuenta ya habiamos aterrizado. Al bajar estaba muy emocionada por saber que había en aquella isla, y fue todo precioso. Todos y cada uno de los días que estuve allí tenía en mente el camino de vuelta a casa, para poder volver a repetir esa fantástica experiencia. Llegó el día de regreso y me invadió de nuevo esa sensación. Fue todo como me lo esperaba. 
 Después de varios años, volví a repetir la experiencia siendo ya adolescente y sintiendo la misma sensación que años atrás. Todo esto se ha vuelto a repetir en seis ocasiones y me gustaría que fueran muchas más porque además de viajar, la sensación de volar hace que me olvide de todo lo demás.






Segundo trabajo.Filosofia y literatura.

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 Muchos cuando escuchen este sonido no les va a sugerir nada o simplemente les parezca un ruido molesto o desconocido. A mí sin embargo, me sugiere mucho más que eso, es un sonido tan familiar como el de un taxista al escuchar su coche, o una madre el llanto de su hijo recién nacido.
 Un avión al despegar, para mí no es solo un sonido, sino que son todas las experiencias y emociones que he vivido al estar en uno de ellos, y sobre todo cuando he bajado del avión y he llegado a un lugar nuevo, desconocido. Todo el mundo cuando viaja por primera vez esta nervioso y siente miedo, no sabe que hacer al ser una sensación que nunca había vivido anteriormente. Mi experiencia fue todo lo contrario. Subí al avión con mis padres y mi hermana, nos dirigiamos hacia Mallorca. Mi hermana estaba nerviosa, gritando, moviendose de un lado para otro, y mis padres intentando tranquilizarla. Estuvieron bastante tiempo hablando con ella hasta que finalmente se relajó. Yo que era cuatro años más pequeña que ella estaba tranquilamente comiendome una magdalena y leyendo un libro. Quedaban segundos para despegar, yo estaba emocionada, no sabía como me iba a sentir, quería probar esa experiencia. El avión empezó a moverse al igual que mi mente se descuadraba cuando el avión avanzaba. Cuando el avión ya no tocaba el suelo sentí una sensación de relajación y seguridad total. Fue la mejor sensación de mi vida. Durante todo el trayecto estuve reflexionando sobre por qué la gente sentía miedo al subir a un avión, no me lo explicaba. El camino se me hizo corto y de que me di cuenta ya habiamos aterrizado. Al bajar estaba muy emocionada por saber que había en aquella isla, y fue todo precioso. Todos y cada uno de los días que estuve allí tenía en mente el camino de vuelta a casa, para poder volver a repetir esa fantástica experiencia. Llegó el día de regreso y me invadió de nuevo esa sensación. Fue todo como me lo esperaba. 
 Después de varios años, volví a repetir la experiencia siendo ya adolescente y sintiendo la misma sensación que años atrás. Todo esto se ha vuelto a repetir en seis ocasiones y me gustaría que fueran muchas más porque además de viajar, la sensación de volar hace que me olvide de todo lo demás.

viernes, 3 de mayo de 2013

Primer trabajo. Taller filosofía y literatura.

Quiero tratar el tema pesimismo-optimismo porque siempre me ha llamado la atención y me siento idenficada con ello ya que lo vivo día a día, tanto en casa, en el instituto, en la calle…

‘’Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.’’ Winston Churchill

Llevaba bastante tiempo buscando un significado concreto de optimismo y pesimismo, pero no encontraba ninguna definición en el diccionario que se ajustara correctamente a mi forma de pensar. Entonces me decidí a buscar frases o textos que se ajustaran a mi pensamiento. Después de buscar y buscar encontré esta cita y desde mi punto de vista creo que es la más correcta.
En esta frase se muestra como una persona optimista aprovecha cada instante o desgracia para sacar provecho de ella. Sin embargo, una persona pesimista siente miedo a aprovechar ese instante por si se encuentra algo malo detrás de todo eso que parece perfecto. Esto me hace pensar que una persona pesimista desperdicia muchas oportunidades en su vida que pueden llegar a ser esenciales, y la optimista es todo lo contrario e intenta crear un ambiente beneficioso para el, pero no para los demás, ya que solo piensa en si mismo automáticamente.
Aún así yo me considero una persona bastante pesimista debido a mis experiencias anteriores, ya que me he dado cuenta de que no siempre puedes esperar algo bueno de las personas o las cosas. Yo empecé a ser pesimista porque esperaba mucho de algunas personas y no he recibido absolutamente nada. Por eso prefiero ir con cautela antes que hacer algo y llevarme una desilusión.
Por ejemplo: estas esperando un acontecimiento en el que necesitas que haga buen tiempo, un optimista solo tiene en la cabeza que va a hacer buen tiempo y no piensa que pueda empeorar y un pesimista quiere que haga buen tiempo, pero también se le pasa por la mente que algo puede fallar, que por cualquier cosa pueda llover o nevar. Si sucede esto último, el optimista se llevaría una gran desilusión ya que anteriormente no ha pensado en esta posibilidad, mientras que el pesimista se lo podía esperar, aunque también se llevaría una decepción pero sería de menor grado.
Por todo ello, a mi me gusta ser pesimista porque si vas pensando en lo malo, cuando te ocurre algo bueno te llevas una gran sorpresa. Pero aún así, algunas veces desearía ser un poco optimista para ver las cosas de otro color y no siempre negro o gris.
Y por todo esto, muchas veces me siento barroca, porque las personas de esa época eran muy pesimistas debido a varias circunstancias, sobre todo al desengaño.
Pero ante todo debo decir que incluso en un mundo donde no hubiera desengaños ni mentiras seguiría existiendo la gente pesimista porque es algo natural. Además si en este mundo no hubiera pesimistas o personas con distintas formas de ver la vida o diferentes comportamientos, la vida no avanzaría. La siguiente frase lo explicará mejor: ‘’Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay’’. José Saramago. Esto quiere decir que los pesimistas quieren cambiar el mundo porque no les gusta como es, necesitan algo mejor.

En conclusión, me parece que le debemos mucho tanto a las personas optimistas como pesimistas ya que sin unos u otros la vida sería monótona.

jueves, 18 de abril de 2013

Egoístas por naturaleza.

  Después de leer el texto que nos propuso Rafa, llamado "Del egoísmo al altruismo, la elección de Green Arrow", mi mente se ha dividido en dos partes muy distintas: altruismo y egoísmo. Sin embargo, al reflexionar sobre este relato, estas dos partes que eran tan distintas para mi, han pasado a ser complementarias.

  Como he dicho que son complementarias, quiero dejar claro lo que significa eso para mi. Esto quiere decir que una siempre va acompańada de la otra, y en este caso el altruismo siempre va de la mano del egoísmo ya que cualquier comportamiento altruista implica egoísmo. Por ejemplo, en este pueblo distintas empresas y tiendas donan dinero para la compra de un vehículo para darsela a los servicios sociales, y en contrapartida dicho vehículo llevará la publicidad de cada una de las empresas y tiendas que han donado este dinero. El comportamiento altruista es la donación del dinero para la compra del vehículo para los servicios sociales y el comportamiento egoísta es que todos y cada uno de los donantes tienen publicidad gratuita en dicho vehículo y así hacer ellos más venta. Este es un claro ejemplo de que una se complementa con la otra.

  A partir de esta reflexión he escogido una pregunta que me ha dado más que pensar aún: ¿Existe un comportamiento genuinamente altruista?
  Un comportamiento genuinamente altruista es una acción que haces  o pretendes hacer sin recibir nada a cambio.

  La respuesta a esta pregunta desde mi punto de vista es que no existe ningún comportamiento genuinamente altruista, ya que somos egoístas por naturaleza, por lo que nuestros actos nunca son totalmente altruistas. Por ejemplo, en mi caso yo no sería capaz de regalar a nadie un móvil que me ha costado 200 euros sin recibir otro, aunque sea peor, a cambio.

  Antes este concepto se llevaba más a cabo, ya que había gente que daba todo lo que tenía a otra gente que pensaba que lo necesitaría más que él. Sin embargo, actualmente la gente ya no usa este concepto porque todos queremos tener más que nadie, somos avariciosos. La gente ya no se mueve por el espíritu de ayudar a los demás, sino por la satisfacción de uno mismo y la codicia por el dinero.

  Mi conclusión es que no hay comportamientos genuinos altruistas porque no creo que nadie sea capaz de dejar su egoísmo completamente de lado para ser plenamente altruista. 




martes, 12 de marzo de 2013

Es como si cada mañana al despertarme sintiera el fracaso, porque alrededor todos parecen conseguirlo pero por alguna razón yo no puedo aunque lo intenté.., no se porqué, pero nunca seré suficiente...